REMINISCENCIAS

ELSA MEDINA Y EL ARTE DE MIRAR LA MEMORIA

PLÁSTICA

Revista de Arte

10/10/20255 min read

“La fotografía para mí es el camino que he tenido el privilegio de caminar.”

— Elsa Medina

El Centro de la Imagen (CI) abre sus salas a una de las voces más singulares y contundentes del fotoperiodismo mexicano: Elsa Medina, quien reúne más de cuatro décadas de trayectoria en la exposición “Reminiscencias”, una muestra que no solo revisa su archivo, sino que lo reinterpreta desde la distancia del tiempo, revelando cómo el ojo que documenta también se convierte en espejo y en testimonio de una vida.

Inaugurada el 11 de octubre a las 12 h, la exposición reúne más de 130 obras entre fotografías, videos, fotolibros y material hemerográfico, curadas por Eugenia Macías y la propia Medina. La propuesta es ambiciosa y profundamente emotiva: un recorrido visual que va del registro de la historia al repliegue interior, de la urgencia periodística a la contemplación poética.

Elsa Medina (Ciudad de México, 1952) pertenece a una generación de fotógrafas y fotógrafos que transformaron la forma en que el país se mira a sí mismo. Su obra es inseparable del México de los años ochenta y noventa: un territorio convulso, atravesado por crisis políticas, desigualdades, movimientos sociales y una vida cotidiana que, pese a todo, resistía con dignidad y belleza.

Formada en los Talleres Libres de Fotografía del fotoperiodista Nacho López, en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), Medina adoptó de su maestro una premisa esencial: que el fotógrafo debe ser un “testigo gráfico de su tiempo”. Esa ética de la mirada —a la vez empática y crítica— marcaría toda su trayectoria.

Durante quince años en el periódico La Jornada, Medina documentó los acontecimientos que hoy forman parte de la memoria visual del país: marchas, desastres naturales, movimientos indígenas, comunidades marginadas, pero también gestos íntimos, instantes de silencio y ternura entre el caos. Su lente encontró humanidad allí donde la noticia solía ver solo tragedia.

Más tarde, en el diario El Sur de Guerrero, continuó esa labor en contextos marcados por la violencia y la desigualdad. Su trabajo no fue solo el de una reportera: fue el de una narradora que usó la luz como lenguaje para contar historias donde el dolor y la esperanza coexisten.

“Los años de mi trabajo como periodista han sido fundamentales para mi formación como fotógrafa y como individuo para entender mi circunstancia”, señala Medina.

“Reminiscencias” no se limita al registro documental. A lo largo de sus salas, la exposición revela a una artista que trasciende los límites del fotoperiodismo para internarse en el territorio de la experimentación. Sus imágenes —a veces intervenidas, otras dispuestas como secuencias narrativas o collages— muestran una búsqueda constante de nuevos lenguajes visuales.

Las curadoras estructuran el recorrido en distintas etapas que dialogan entre sí: el trabajo periodístico de los años ochenta y noventa; las series que abordan la vulnerabilidad humana ante los desastres naturales o la violencia; sus exploraciones más personales en torno a la memoria y la intimidad; y una etapa de experimentación formal que la vincula con la poesía visual y el arte contemporáneo.

Cada sección propone una lectura distinta: la fotografía como documento, como huella del trauma colectivo, como archivo de lo íntimo y como territorio plástico. En conjunto, trazan una narrativa amplia sobre cómo la imagen fotográfica puede ser al mismo tiempo testimonio, emoción y reflexión estética.

El título de la muestra —Reminiscencias— condensa la idea de recordar desde la distancia. No se trata de una retrospectiva cronológica, sino de un ejercicio de memoria activa: una mirada hacia atrás que reconfigura el presente. En estas imágenes hay duelo, pero también reconciliación; hay crítica social, pero también ternura; hay testimonio y, sobre todo, hay vida.

“La fotografía me sigue acompañando en momentos significativos que revelan los avatares que atestiguan mi recorrido durante este tiempo... Me siento contenta, motivada por poner orden en este gran archivo. La fotografía para mí es el camino que he tenido el privilegio de caminar.”

Su archivo, ahora ordenado y revisitado, se convierte en un territorio vital, donde la artista se reencuentra con su pasado y con los rostros que alguna vez miró a través del visor. Cada fotografía es una huella de luz que resiste al tiempo, una forma de hacer visible aquello que la historia oficial tiende a borrar.

La fuerza de la obra de Elsa Medina radica en su capacidad de combinar compromiso ético y sensibilidad artística. En sus imágenes, la composición y la luz se subordinan a la emoción, pero sin renunciar a la belleza. Su trabajo nos recuerda que el fotoperiodismo, cuando se ejerce con integridad y mirada poética, puede alcanzar la misma densidad estética que una pintura o una instalación contemporánea.

En tiempos de sobreinformación y de inmediatez digital, “Reminiscencias” propone detenerse. Mirar. Pensar. Entender que cada imagen es un acto de resistencia frente al olvido. La exposición no solo recupera la trayectoria de una fotógrafa esencial, sino que abre una conversación sobre el papel de la imagen en la construcción de la memoria colectiva.

“Reminiscencias” es, al mismo tiempo, un homenaje y una reivindicación. Celebra la voz de una mujer que rompió esquemas en un ámbito históricamente dominado por hombres y que demostró que el fotoperiodismo también puede ser arte, introspección y pensamiento visual.

Su trabajo dialoga con el de otras figuras fundamentales de la fotografía mexicana —como Graciela Iturbide, Maya Goded o Yolanda Andrade—, pero conserva una identidad única: una mirada que equilibra la empatía con la crítica, el dolor con la belleza, la observación social con la introspección.

A través de esta exposición, el Centro de la Imagen reafirma su papel como espacio fundamental para el análisis y la difusión de la fotografía mexicana contemporánea. “Reminiscencias” no solo documenta una vida; la transforma en un relato visual sobre lo que significa mirar, recordar y resistir.

La obra de Elsa Medina nos recuerda que la fotografía es una forma de pensar el mundo. No solo registra lo visible, sino que lo interpreta, lo cuestiona y lo humaniza. “Reminiscencias” es un viaje a través del tiempo, un archivo abierto donde el pasado y el presente dialogan bajo la misma luz.

Mirar sus fotografías es mirar también la historia reciente de México —sus heridas, sus gestos, sus contradicciones— y reconocer en ellas la sensibilidad de una artista que ha hecho de la mirada su forma más pura de existir.

La fotografía, parece decirnos Elsa Medina, no solo capta el instante: lo transforma en memoria.