“No sé qué pueda hacer el arte, sólo sé lo que el arte puede hacer por mí: me ayuda a entender la situación y me da la responsabilidad de anunciar esta crisis humanitaria”
AI Weiwei.
Ai Weiwei hoy por hoy ha llegado a rebasar los límites del arte. Desde su trabajo a partir del performance hasta sus obras de arte con estilo apropiacionista basadas en objetos preexistentes, el artista posicionarse sin lugar a dudas de un lugar entre los artistas conceptuales más importantes del mundo, del mismo modo que su trabajo lo ha llevado a darse a conocer como un fenómeno de los medios sociales, activista político y un comprometido defensor de la libertad de expresión en su China natal, donde pasó 81 días detenido en 2011.
El arte de Ai Weiwei se ubica en un espacio entre la historia y el momento actual, entre la cultura tradicional china y el imperialismo cultural de Occidente. Su obra de 1994 Coca Cola Vase, una vasija de la dinastía Han con el logotipo de la multinacional inscrito en su superficie, da muestra de su visión del mundo. Más recientemente el trabajo de Ai ha criticado directamente al gobierno chino por su desprecio de los derechos humanos. Su instalación Straight está hecha con escombros de los terremotos de Sichuan en 2008, asimismo su proyecto cinematográfico So Sorry investigó cómo la acción del gobierno, cuya corrupción se tradujo en la construcción de viviendas de mala calidad, contribuyó al alto número de víctimas. La solidaridad del polémico artista con los desposeídos y marginados va más allá de su país. Participó en el proyecto artístico Don’t Follow The Wind, una exposición colectiva dentro de la zona de exclusión nuclear de Fukushima. Tal solidaridad le ha valido un premio Embajador de Conciencia de Amnistía Internacional.
A pesar de la distancia geográfica, Ai Weiwei explora los traumas de las experiencias de China y México en un relato que apela a la obligación de construir la memoria social. Este proyecto une la inquietud que representa la destrucción del patrimonio cultural y nuestra relación con los ancestros; el trauma que significa el atentado contra el futuro, el cual supone la violencia contra los jóvenes.
Ai Weiwei exhibe en el MUAC su mayor readymade histórico-político: el Salón ancestral de la familia Wang (2015), un templo de madera de la dinastía Ming que registra la destrucción del patrimonio cultural chino bajo la violencia de la revolución, la pérdida de la sociedad rural tradicional y la comercialización de antigüedades. Esta ruina de cuatrocientos años de edad ejemplifica las complejas negociaciones entre lo nuevo y lo viejo; es también la obra que marcó el periodo de vigilancia constante que el artista sufrió en Beijing tras su detención en 2011, antes de exilarse en Europa.
En 2016, Ai Weiwei visitó México y motivó el inicio de un nuevo proyecto acerca del trauma de la pérdida del futuro. A través de un filme documental y una serie de retratos fabricados con piezas Lego, el artista explora las consecuencias personales y sociales de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, ocurrida entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014. El proyecto apuesta por la construcción de la memoria como lazo invisible que nos liga con los ancestros y traza un deber hacia las generaciones que nos suceden.
Es así que el artista y activista chino Ai Weiwei llega a las salas del MUAC. Muestra que conmemora de singular manera los primeros diez años de la fundación del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, y que podrá visitarse a partir de este abril en la sala principal del recinto ubicado en Ciudad Universitaria. La exposición constará de dos partes: por un lado la reconstrucción de un templo chino de la dinastía Ming, y por otro una instalación de piezas de Lego que harán alusión a México. Acompañando también a esta esperada exposición, el MUAC tiene preparadas muestras de diversos artistas de talla internacional. Entre ellos se encuentra el escultor y grabador holandés Jan Hendrix, el colectivo Cabello/Carceller, y Melanie Smithtambien como parte de la celebración de la primera década del recinto, el museo ofrecerá la entrada libre los días jueves y sábados de 18 a 20 horas, hasta noviembre del 2019.
El maestro Ai Weiwei es sinónimo de creatividad y transgresión, perseverancia, tenacidad y crítica, especialmente con el régimen chino, hoy en día es todo un símbolo de los derechos humanos y la libertad de expresión. No cabe la menor duda que la muestra que tiene preparada para el MUAC ira más allá de lo visual, y nos dejara anclada una fuerte reflexión sobre lo que vivimos hoy en día los habitantes de este país.
Museo Universitario de Arte Contemporaneo.
Insurgentes 3000, C.U., 04510 Ciudad de México, CDMX