Activismo
Actitud o comportamiento de las personas que participan en movimientos, especialmente de tipo político o social.
Lorena Wolffer (México D.F., 1971) es artista y activista cultural. Ha presentado su obra en Afganistán, Argentina, Brasil, Canadá, China, Eslovaquia, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Hungría, México, el Reino Unido, la República Checa y Venezuela. Desde hace más de veinte años, el trabajo de la artista y activista cultural ha sido un sitio permanente para la resistencia y la enunciación en la intersección entre el arte y el activismo. Mientras en su propia obra artística aborda asuntos relacionados con la elaboración cultural del género defendiendo los derechos y las voces de las mujeres y de los cuerpos no normativos. Wolffer ha producido, facilitado y curado decenas de proyectos con una gama heterogénea de artistas en plataformas como el museo, el espacio público y la televisión. Desde la creación de radicales intervenciones culturales con diversas comunidades de mujeres hasta la elaboración de nuevos modelos pedagógicos para el desarrollo colectivo de conocimientos situados, estos proyectos se producen dentro de una arena que reconoce la pertinencia de los lenguajes experimentales y desplaza la frontera entre lo que conocemos como alta y baja cultura. El quehacer de Wolffer —un escenario para la voz, las representaciones y las narrativas de otrxs, habitualmente invisibles en el contexto mexicano— articula la posibilidad de realidades cimentadas en el respeto y la equidad.
Recientemente Lorena Wolffer presentó Afectxs Ciudadanxs en la librería EXIT una intervención cultural participativa que se compone de decenas de testimonios: las palabras exactas que niñas, jóvenes, mujeres y hombres eligieron para describir sus sentimientos, sensaciones y afectos al transitar por la ciudad de día y de noche, en barrios y colonias tanto propias como ajenas, en sus relaciones e interacciones cotidianas con personas cercanas y también desconocidas. Cada testimonio dibuja un singular mapa sobre las formas en las que la realidad acapulqueña impacta, atraviesa y transforma a sus habitantes.
Hace un par de meses platicamos con Lorena Wollfer en su casa respecto a su trabajo, sus inicios y la interacción que se tiene entre su obra y su público.
R. D.- ¿desde el inicio fue el performance?
L. W.- Pues no. Empecé pintando, pero la pintura me duro poquito, muy pronto comencé a pintar con sangre y surgieron unos cuadros que eran más escultóricos que pintura, tomaba lienzos grandes y los llenaba con sangre de vaca; una cosa como muy amorfa, después de eso ya no regresas al óleo o al acrílico, ya no hubo vuelta para atrás.
Después llegue al performance porque me interesaba la posibilidad de un dialogo, es decir, no solo la idea de producir un objeto artístico que tú vas y dejas, si no la posibilidad de poder dialogar con tu publico donde la comunicación no queda nada más en un sentido. Tiene que ver con presencia y también con la posibilidad de ir transformando la obra conforme va sucediendo, Obligando al público a dejar al lugar pasivo de quien mira para transformarse en un participante activo de una conversación.
R. D.- ¿Cómo es el proceso cuando tu generas una obra?
L W.- a todo esto ya no hago performance, los procesos son diferentes, normalmente cuando hacia performance se involucraba una investigación sobre el tema, seguido de un planteamiento conceptual y después buscar la manera de traducir toda ese planteamiento al cuerpo, acciones que pudieran revelarse de alguna manera en mi cuerpo.
R. D.- Recientemente hubo una explosión en el MUAC llamada Sublevaciones, donde se puede ver una fotografía en la que presentan el Guernica de Picasso a pobladores de la ciudad de Guernica, pese a que es una fotografía, sabiendo el contexto se siente una vibra extraña entre los habitantes de la ciudad y la obra de pablo. En tu experiencia cuando presentabas una obra ¿Cómo lo vives con el público?
L: W. El planteamiento ahora es muy diferente porque todos mis proyectos son participativos, entonces se entraña en la participación activa de personas, de grupos de personas o de comunidades de personas, y por lo mismo la línea entre el público y el participante de cierto modo se ha ido borrando, porque hay gente que se queda en el plano de ser observadora pero al mismo tiempo también participa.
Cuando hacia performance que eran más como enunciados singulares que yo hacía frente a un público en donde, si bien la gente también podía responder de alguna manera y tener un tipo de dialogo, sin embargo no eran piezas pensadas para que el público las hiciera o les diera vida, las interacciones eran muy diferentes, hay trabajos que involucraban la participación directa de las personas, hay otros en donde todo era mucho más distante, esa distancia que asociamos más con el teatro donde yo presento algo y el público solo observa y en esa mirada puede existir un dialogo, por eso no te puedo responder si mi interacción era de una u otra formas por el ejemplo en “If She Is Mexico , Who Beat Her Up? (Si ella es México, ¿quién la golpeó?)” había todo un segmento en donde el público era invitado como para tomarse fotos conmigo donde yo aparecía como una modelo golpeada, utilizaba los objetos y el vestuario que tenía como para jugar pero más bien para torturarles, por ejemplo usaba una corbata para “ahorcarlos”, había todo un juego ahí con el público y esa es una interacción muy diferente que en Mientras Dormiamos en donde lo que yo hacía era marcar los golpes, heridas, balazos y demás que sufrieron cincuenta mujeres en Ciudad Juárez y cuando yo marcaba que era como el momento de La violencia, yo miraba al público, y había como un interés en transformar esos momentos donde ocurren los actos violentos que suelen ser en entornos privados en instantes públicos a manera de invertir la acción. Eso hace que en todos los casos seas distintas las maneras de interactuar con el público.
R. D.- En Evidencias. Los objetos que se utilizaron fueron donados por personas que tuvieron alguna situación de violencia.
L. W.- Evidencias es algo que yo llamo una intervención cultural participativa, y comprendió la recabación de objetos que fueron empleados para ejercer todos los tipos y modalidades de violencia tanto de mujeres que han sobrevivido como de personas, familiares, amistades de víctimas de feminicidio, entonces fueron donadas por las dueñas o por las personas que querían a personas que fueron asesinadas.
R. D.- esta parte de la reciprocidad, al escuchar el testimonio que viene detrás de un objeto –un boleto del cine- y percibir toda la carga emocional que lleva consigo y al mismo tiempo es el objeto que cuenta una historia. Escucharlo de la persona que lo donó ¿cómo lo percibes?
W. pues es fuertísimo, digamos, Evidencias ya montada la intervención y la ves en un inicio solo ves objetos con los que te puedes relacionar, son frascos, boletos del cine, escobas, almohadas, ropa, botellas; y hasta que no lees el primer testimonio se transforma de pronto en historias totalmente terribles, y lo que pasa es que al final no es necesario que leas todos los testimonios, con que leas uno o dos puedes comenzar a imaginarte y preguntarte “si esta cadena para perro fue utilizada para ejercer violencia ¿Cómo fue utilizado ese vaso?” o incluso hasta el escenario como el boleto del cine, en fin. Todo se transforma y te das cuenta como potencialmente cualquier objeto se puede utilizar para ejercer alguna forma de violencia.
R. D.- Llevas ya más de veinte años de trabajo, has visto diferente público ¿Cómo es la mirada actual del espectador?
L: W.- lo mío no es la generalización,, quizá podríamos hablar de los tiempos o de las capacidades de atención que existen en este momento y si, de la cultura Twitter, Instagram y de la cultura donde ya no hay tiempos prolongados para nada; has una noción de inmediatez, de ver la foto y ya le entendiste y ya está, versus la posibilidad de ahondar en una experiencia que es algo que ya no se hace, y eso creo que afecta todos los campos de la vida, no solo la forma en la que vamos a museos y observamos una obra de arte si no la forma en la que estamos. Vivimos en sociedades que son cada vez más y más veloces ¿no? Y en esa velocidad se pierde tantísimo.
R. D.- ¿cuál es tu opinión respecto a disciplinas como el grafitti? Que está en la calle donde el espectador esa al alcance de la obra (pinta) de cierto modo en todo momento.
L. W.- a mí el grafitti me parece una de las expresiones más reveladoras de la cuidad y no solo el grafitti si no cualquier intervención es espacios públicos, llamémosle Stencil, Stikers yo creo que la noción de estar como hablando o enunciando desde los espacios públicos me parece mucho más interesante y mucho más pertinente que la producción de obras para un grupo selecto de personas que sepan leerlas y que estén en un espacio también para un grupo selecto, El grafitti es un poco como el performance, es un formato que tuvo un momento de quizás como de mayor resonancia, y yo más bien te preguntaría ¿Cuál grafitti? ¿En dónde? y ¿Por qué? Porque si vamos a hablar del “tag” de la esquina puede ser que no me diga mucho, puede ser que para ese chavo o esa chava haya sido una manera de presentarse y de ocupar el espacio público, de tomar su lugar en una ciudad que no se le otorga, pero más allá de defender la postura del grafiti o el arte o el performance creo más entender como la potencia de un proyecto que de la disciplina dentro de la cual se inserta.
R.D.- ¿En algún momento crees llegar a utilizar el tipo de herramientas que se manejan en estas disciplinas?
L. W.- pues no utilizo grafitti porque lo mío no es el dibujo, y si hago calcomanías que voy pegando en las calles de la ciudad, buena parte de varios proyectos tiene que ver con eso, tiene que ver con sacar frases a la ciudad ocupando un espacio público, como uno de los proyectos más recientes que se llama Historias Propias que tiene que ver con recabar las historias de personas no normativas, me refiero a personas de las comunidades LGBTQAI+, pero también a personas con diversidad funcional o con diversidad neurológica, donde de pronto la narrativa de una mujer Trans Ocupa un Espacio, o la narrativa de una persona que no tiene pernas ocupa un espacio donde se expresa como es su cotidianidad o su historia, porque son todas estas personas que de cierto modo son invisibles en la sociedad.
Historias Propias es un proyecto de intervención cultural participativa centrado en las historias de personas no normativas que se identifican como LGBTQAI+, tienen diversidad funcional y/o no se adhieren a las normas imperantes en terrenos como la etnicidad, la corporalidad y la edad. Además de celebrar a comunidades habitualmente excluidas de las narrativas oficiales —al difundir nuestras experiencias, interacciones y luchas cotidianas, y revelar las singulares formas en las que ocupamos y nos movemos por nuestras ciudades—, el proyecto también hace visibles nuestras realidades en un momento de violencia generalizada y creciente discriminación. Esta intervención constó de 5 pendones y 5 carteleras colocadas en la fachada del LARVA, en los cuales se leen testimonios de residentes de Guadalajara, testimonios que giran en torno a la violencia ejercida a estos miembros de la comunidad LGBTQAI+.
Lorena Wolffer ha impartido cursos, talleres, diplomados y conferencias en decenas de espacios artísticos, museos, universidades e instituciones, organizado exposiciones y eventos artísticos, y creado y conducido programas de televisión y radio culturales. Wolffer fue Coordinadora de Intervención y Práctica Social del Laboratorio Nacional Diversidades (UNAM-CONACyT) (2017); coordinadora académica de Arte, cultura y justicia: representaciones y performatividades alternas del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (2011); asesora de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM (2004-2007) y co-fundadora y directora de Ex-Teresa Arte Alternativo del Instituto Nacional de Bellas Artes (1994-1996), todas en la Ciudad de México. Actualmente forma parte de La casa pública A.C. Ha sido distinguida con el Artraker Award for Social Impact (Inglaterra, 2014), Commended Artist por Freedom to Create (Singapur, 2011) y la Medalla Omecíhuatl otorgada por Inumjeres DF (Ciudad de México, 2011), entre otras becas y reconocimientos.
Lorena Wolffer (Ciudad de México, 1971) una artista y activista cultural que ha presentado su trabajo ampliamente en México y el extranjero.