Fanny Karchmer y el nacimiento de los dioses
Todos, por absurdo que parezca llegamos a un punto donde no encontramos salida alguna, volteamos a la izquierda y vemos un leve destello de luz y creemos que hay esperanza y podemos escapar de repente vemos que a nuestra derecha comienza a destellar otra fuga luminiscente, y es entonces cuando comenzamos a cuestionarnos vamos en todas direcciones buscando una salida, en ocasiones fácil o a veces no tanto, posiblemente llegue a ser una manifestación de nuestro inconsciente, tal vez, también sea que todos estamos perdidos en un inconsciente colectivo y nos vemos como paredes una a la otros sin encontrar la salida en nosotros como sistema .
Y podemos sentirnos desolados, sin salida o resignados incluso. Hasta que llegado el momento, después de tanto caminar y buscar, después de tanta espera, frente a nosotros vemos una luz más grande que las anteriores, y mientras uno va avanzando vemos más y más grande esa luz, enorme, brillante, blanca. Y al cruzarla vemos como poco a poco aparecen los verdes de los árboles, o los azules, morados, naranjas, amarillos y rojos qué hay en los diferentes cielos que se presentan frente a nuestros ojos, una parvada inmensa de colores, texturas, formas y sobre todo sensaciones se dibujan delante nuestro al encontrarnos fuera de esa basta combinación de caminos y rutas que ya hemos dejado atrás. Ahora el camino aunque desconocido nos da una esperanza de interpretar, crear y recrearnos a nosotros mismos, al descifrarnos, abrimos un infinito de posibilidades.
Justo así es “laberintos” de Fanny Karchmer artista plástica mexicana, quien, a través de lo abstracto nos envuelve en un universo místico, donde la energía entra al cuerpo a través de la vista, las emociones (distintas todas) se hacen presentes en su paleta de colores, pero o más impresionante es la facilidad en la que uno se vuelve dios ante todos los elementos que su obra te regala, donde tienes la virtud de ser, hacer y deshacer en tu mente gracias a lo sutilmente figurativo que habita en el corazón de su trabajo.
Al entrar a su estudio, uno es el que sale de un mundo y entra a un universo plagado de ventanas que te invitan a nuevas tierras, paisajes que al inicio no desciframos pero que, al prestar atención, en el momento que el color y el movimiento nos llama, comenzamos una travesía heroica con nosotros y el cuadro, ya no somos individuos, somos colores, o palomas, o personajes históricos, somos Homero, somos la Ilíada , somos quizá danzantes o los inmortales, tal vez somos un cuento de Borges o quizá un trazo más en la obra de Karchmer.
En entrevista para Dossier de los sentidos Fanny karchmer nos muestra una parte de la esencia de su obra laberintos:
¿Qué pasa en el momento en el que comienzas a pintar?
Cuando pinto trato de expresar mi forma, mi ser, trato de llegar a esos mundos inalcanzables, dejar viajar mi alma, que salga mi inconsciente sacarlas figuras de ese expresionismo que traigo y expresarlo en mis obras. Me di cuenta que lo mío era lo abstracto ya que me gusta desfigurar lo figurativo, como ver un bosque y me gusta desfigurarlo, pasarlo a mi abstracto pero sobretodo me gusta que cuando ves la obra no solo descanse tu ojo viendo la figura, si no hacer que el espectador sienta algo y que comience a vibrar a sentir algo, ese inconsciente que tenemos adentro que todo el tiempo nos está diciendo algo. Cada cuadro si lo ves y lo estudias tiene algo, yo puedo decirte lo que vive en cada uno pero el hecho es que la gente mire lo que debe de mirar, lo que la gente siente.
Como llegaste a la conclusión de querer abordar el abstracto?
Porque es lo que me empezó a llenar, comencé a sentir que eso era lo que me llenaba y me llevaba a sentir más allá de imágenes visuales, como en laberintos. Para mi laberintos es la manera de pintar el centro de cada persona, todos estamos en una búsqueda de nuestro centro, esas cosas dentro de nosotros que se abren y cierran esos “laberintos” entonces me basé en eso, desde los laberintos de creta hasta los laberintos de la soledad, esa búsqueda de identidad, de particularidad que hay en el interior del individuo.
Dentro te tus estudio, al mirar tu obra se llega a sentir esta energía ¿Por qué?
Porque yo creo en la energía, pienso que todos somos seres energéticos y creo que vamos trasmitiendo y vamos dando algo, y también que tenemos que vibrar de una forma diferente, también creo en la fuerza los colores y en la fuerza de un todo.
Has observado al espectador durante una exposición?
Hay veces que observando al espectador te preguntas que es lo que está sintiendo e interpretando ¿no? Hay veces que me han pedido que me acerque y comenzamos sobre alguna obra, sin embrago también dejo esa libertad de interpretación, me prohíbo encasillar al espectador a que vea lo que yo quiero que vea. Yo prefiero que el vea lo que quiere ver, lo que quiere sentir. que abra sus laberintos, que habrá sus puertas y las cierre a su antojo,
Compartir con otros artistas como ha sido?
Es muy interesante porque es muy enriquecedor, desde compartir el dialogo de las técnicas y los materiales hasta las distintas miradas del mundo a través del arte, y arte es todo desde toar una fotografía o la gastronomía y todo te lleva a todo.
Después de presentar laberintos, estas en planes de comenzar con una nueva exposición?
Estoy comenzado a maquilar algo, entre haciendo y deshaciendo, bocetando y demás, no se aun si va a ser parte de laberintos o va a ser otra cosa completamente, pero mientras esta una colección de 70 obras que conforman laberintos que se van a mover pero al mismo tiempo no dejo de pintar, porque el día que deje de pintar me muero.
Después de la entrevista comprende uno tantas razones por el la creación es un sinónimo en la obra, por qué de la energía, el porqué de las tonalidades, esa extraña sensación de que al apreciar el trabajo de Fanny karchmer puedes perderte en ese laberinto de mil colores, o en los destellos dorados de una figura que solo puedes ver tu y nadie más, y donde la obra puede llegar a ser tuya y tu mirada y tu inconsciente pueden llegar a resinificar a la obra entonces tu sin querer ahora e conviertes en parte de la pintura y te vas, vibras y te pierdes y tal vez, si sigues mirando, puedes encontrarte